Es preocupante que la Agenda21 de la Cultura no esté dirigida y centrada por la Concejalía de Cultura y Educación que es a la que, por derecho propio, le corresponde las iniciativas políticas y la coordinación de las políticas transversales derivadas de la confección y ejecución de la citada Agenda21. Por ello no entendemos que se haya relegado, a una dirección de gobierno del área de desarrollo local, pymes, comercio e industria, como es el caso que nos ocupa. Estos hechos son bastantes significativos donde se demuestra la poca atención y escaso interés que, el Gobierno municipal, presta a este plan estratégico de la cultura, importante para la ciudadanía de este municipio y donde se presupone que es el gobierno local el protagonista del proceso para involucrar a sus ciudadanos.
No es casual que a finales del pasado mes de Mayo la Directora de gobierno, del área mencionada, presentaba en www.teldeactualidad.com un manifiesto sobre el particular como opinión particular y, no como responsable de la materia, sin embargo desconocemos las iniciativas y los trabajos de campo que se realizan, desde esa Dirección, para elaborar nuestra propia Agenda21, pues con la simple adhesión protocolaria del Pleno Municipal aprobado por unanimidad con fecha 27 de septiembre de 2007 y un folleto de buenas intenciones me temo que no es suficiente, aunque todos podamos compartir los principios generalitas, de la propia agenda, que allí se citan.
Pero además de los principios, que se apuntan, existen compromisos y recomendaciones a los gobiernos locales a someter este documento, a la aprobación de los órganos de gobierno municipal tal y como se ha realizado, pero igualmente están obligados a “realizar un debate amplio con la sociedad local”, asunto que desconocemos si se va a realizar o no.
Asegurar la centralidad de la cultura en el conjunto de las políticas locales, impulsando la redacción de agendas 21 de la cultura en cada ciudad o territorio, en coordinación estrecha con los procesos de participación ciudadana y planificación estratégica, donde se deben concretar los actores y la creación del foro de la cultura.
Tener una propuesta de sistema de indicadores culturales que dé cuenta del despliegue de la Agenda 21 de la Cultura, a partir de métodos generales de manera que se pueda facilitar el seguimiento y la comparabilidad, a partir del análisis de la realidad y del diagnóstico sociocultural.
Como podemos observar la agenda21 de la cultura, es mucho más que una adhesión protocolaria. Es una herramienta o instrumento activo de adecuación a la propia realidad social, geográfica, arqueológica y ambiental del municipio, donde además de la administración local, los técnicos y la participación ciudadana: asociaciones, comunidad escolar, creadores, instituciones sin ánimo de lucro, sindicatos, profesionales, personas de relevancia social, etc., deben implicarse. Siempre, claro está, que el gobierno municipal tenga la voluntad política de ejecutarla y sea capaz de liderar el proceso.
A estas alturas de la democracia no se puede pretender gestionar una gran ciudad con las fórmulas de “Juan Palomo”, las cuales deben desterrarse definitivamente y establecer cauces ó marcos estables democráticos de participación ciudadana. Como hemos dicho en alguna ocasión, la participación se caracteriza por la posibilidad de intervenir antes de que la agenda esté establecida y que las decisiones estén adoptadas, en la que los ciudadanos tengan la oportunidad real de propuesta y discusión, para que los resultados sean fruto del proceso y no de la decisión unilateral de los responsables públicos.
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