Los
partidos políticos de la derecha conservadora y las mal llamadas socialdemocracias
que conforman la mayoría de los bipartidismos de todos los países, aunque aparentemente
se descalifiquen los unos a los otros
como ocurre en esta aldea, están confabulados para establecer nuevas
estrategias y reglas sociales, limitando derechos sociales como viene
ocurriendo, abaratando los despidos o condenando a todos los jóvenes de todo el
mundo a mendigar un puesto de trabajo e igualmente a un futuro incierto al
margen de la formación o cualificación que puedan tener.
Cuando los políticos se pliegan a las exigencias del capital y no son capaces de establecer las reglas de juego para todos por igual, como así lo hacen con los ciudadanos, no solo se convierten en capataces del capitalismo sino en serviles de estos y por ello no deben representar la autoridad de los pueblos democráticos.
Lo
que se está gestando desde el poder bipartidista es una nueva etapa al
servicio del CAPITAL cuyas reglas estén
al servicio de los mercados, donde la DEMOCRACIA, los derechos humanos o
sociales tan sólo sea una quimera como viene ocurriendo. El último episodio es
la reforma constitucional que se ha realizado por el gobierno y el principal partido de la oposición, sin el
consentimiento y la participación de los
ciudadanos que es donde reside la soberanía popular y por consiguiente una
estafa a la democracia, pues el poder emanado de las urnas no es patente de
corso suficiente para hacer o deshacer, en nombre de un presunto interés
general, lo que la mayoría de cada caso entienda, salvo lo expuesto en sus
programas electorales.
Primero
nos llevaron al nuevo club europeo, prometiéndonos una vida llena de derechos y de
bienestar social, aunque a un precio muy elevado para la subsistencia de
cualquier sociedad, quitándonos parte del poder de autonomía: en la industria,
en la agricultura, en la pesca, en los yacimientos, en la producción e incluso
en la capacidad de establecer normas, etc. Esta globalización de los mercados y
las decisiones políticas realizadas sobre la desregulación económica y la
liberalización de unos mercados instalados en la impunidad y la ganancia
desmedida, ayudados por las agencias de calificación y los especuladores
que están detrás de los capitales ya sea la banca, la bolsa o las empresas, son
los que nos están diciendo qué, o no, debemos hacer en cada caso y la que ha
convertido, la que iba a ser la Europa de los ciudadanos, en la Europa de los
mercaderes. Esperemos que detrás de esta situación, también, no se esconda la
Europa de las distintas velocidades.
Son
los mismos que hicieron posible que las corrientes económicas se vaciaran o desaparecieran
por los sumideros de los paraísos fiscales y, dejándonos un reguero de deudas
por todo el planeta llevándose el dinero, que han hecho tambalear la estructura
y los flujos económicos de todos los países incluido los EE.UU. Japón o la
China y, a pesar de sus potenciales expansionistas y auténticos motores
económicos, de la que todavía hoy no estamos a salvo de una posible recesión,
si no aceleran la creación de un auténtico gobierno europeo capaz de desarmar
al capital y ponerlo al servicio de las personas. Son los mismos que posiblemente
ya están planificando y estableciendo un nuevo orden social.
De
igual modo las tecnologías están al servicio de las fuerzas del capital y de
las empresas que tienen amordazada y manipulada a la prensa escrita, hablada o
visual. De ahí que existan distintas realidades dependiendo de la imagen que
estemos mirando, al margen de la percepción individual de las personas, pues ya
lo adelantaron los chinos que acuñaron aquella frase de que una imagen vale más
que mil palabras, de ahí que, sólo debemos echar un vistazo a la prensa y programación
de las televisiones de todo el mundo para saber en manos de quienes estamos
pues, a pesar de los distintos idiomas, comparten un mismo discurso. Sólo se
escapa, de momento, algunos medios digitales y agencias de información como
wikileaks que circulan a través de internet y que, pongan al descubierto los
vertederos de las políticas que realmente vienen realizando estos gobiernos,
como contrapartida guarden los datos de nuestras tendencias en la red y no
tengan el mismo poder de convocatoria que tiene el valor de la imagen.
Igualmente
ocurre con la supuesta independencia de
los representantes sociales que, frente a este estado de cosas, que se vienen
gestando desde hace algunos años, han optado por el inmovilismo y salvo intimidaciones
encubiertas no han sido capaces de movilizarse firmemente en la defensa de los
derechos sociales o laborales y, cuando
lo han hecho ha sido para cubrir el expediente, consecuentemente hemos podido
comprobar no sólo la falta de poder de convocatoria sino la falta de
credibilidad social.
La
triste realidad es que nos han cogido con el pié cambiado, fundamentalmente a los
representantes sociales de este país y, de Europa o en los EEUU, que seguimos viendo
pasar este tsunami económico como meros espectadores y no como los apaleados
por estos especuladores económicos y políticos. Las consecuencias se pueden
medir objetivamente a través de los órganos y agentes que están gestionando la,
cada vez más, miseria social y laboral que nos viene imponiendo el capitalismo a
través de las empresas con el visto bueno de nuestros representantes políticos,
que no sólo lo permiten sino que utilizan la legitimidad democrática que le
hemos dado para elaborar y aprobar normas en contra de quienes le hemos votado
pervirtiendo de este modo la propia democracia. Son los mismos que han dado carta de naturaleza a esta situación y
los que ahora en nombre del interés general, nos reducen los salarios, las
pensiones o las garantías en los contratos laborales.
A
pesar de las estrategias de los grandes partidos por desacreditar por todos
los medios disponibles los movimientos sociales, la sociedad civil se está reforzando y concienciando muy
lentamente a través del movimiento 15M, democracia real ¡ya! o del manifiesto
de intelectuales y artistas para impulsar un frente común, contra quienes no
son capaces de enfrentarse a los mercados y al capital, con una alternativa
progresista que frene "el avance de las opciones reaccionarias" ya
que si no somos capaces de cambiarlo nos
llevará indudablemente hacia una nueva raza de esclavos y de miseria social al
servicio de los mercaderes y no al crecimiento del bienestar y de la cultura de
las sociedades. Alguien dijo que cuando nos despertamos tenemos dos simples alternativas:
volvernos a dormir y soñar o levantarnos y perseguir esos sueños. La elección
es nuestra.
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