sábado, 27 de septiembre de 2014

LIBERTAD, VALORES Y CULTURA

Aunque el concepto de democracia es bastante ambiguo, según su raíz, sin tener en cuenta otras consideraciones, es el poder del pueblo el que interviene y se responsabiliza en el rumbo de su propio futuro. Así pues, la democracia no sólo es un sistema de organización social, sino un medio para que sus ciudadanos puedan determinar vivir mejor en todos los planos de su existencia. La democracia no sólo busca la libertad de expresión, de conciencia, de voto o de culto, sino  la igualdad y la justicia social.  

Busca la tolerancia, el respeto y la justicia, ya que un país sin justicia social es un país que difícilmente podrá sostener un sistema democrático, pues, sin justicia no hay igualdad y sin igualdad no hay democracia. Busca la igualdad a través de los derechos humanos, que en sí busca mantener una sociedad con los mismos derechos y obligaciones para todos; es decir, una sociedad igualitaria donde no existan diferencias ni privilegios. Se podría decir, sin error a equivocarnos, que cuanto mayor es el nivel de satisfacción de los derechos humanos, mayor es el grado de democracia existente. 

Decía el profesor de filosofía moral de la Universidad de Barcelona Norbert Bilbeny en su libro “Democracia para la diversidad”, que la mayoría en democracia no es ningún valor en sí mismo. Los valores democráticos son la libertad y la igualdad, a cuyo servicio la democracia no encuentra una regla mejor que la de decisión por el mayor número. La mayoría no es más respetable que la minoría o que uno solo. Se la respeta porque representa la regla de decisión democrática que impide que sólo mande uno a unos pocos.

Si la mayoría pone fin a estos valores, se acabó la democracia, por más que se haya respetado su regla, porque la libertad y la igualdad no dependen del número de sus partidarios. De igual modo defiende el compromiso y el interés social, para llevar a cabo el fin último de la democracia para la diversidad.
 
Así, mientras en un sistema autocrático no cabría elegir a nuestros dictadores cada cierto tiempo, en un sistema democrático es posible ver actitudes o comportamientos totalitarios y o dogmáticos, como si la regla de que mande la mayoría, fuese suficiente para sustituir los valores democráticos, que el más fuerte persiga al más débil o la mayoría a la minoría, cuyos efectos  se pueden verificar. De ahí el alejamiento de la sociedad de los representantes de los poderes públicos. 

Esta pequeña introducción nos sirve para referirnos al conjunto de acciones y, en este caso cultural, para comprender como quienes nos gobiernan, toman decisiones que no sirven al conjunto de la sociedad o interés general porque previamente no se han puesto las bases o soportes necesarios, conscientes o no, en infraestructuras, servicios, económicas, coordinación o apoyo con otras instituciones, o lo que es mucho peor porque simplemente falta la voluntad política para lograr el fin deseado. Este municipio es un ejemplo en cualquier capítulo que escojamos: 

Nos referimos al reglamento de participación ciudadana, cuyos órganos de participación se aprobaron por el Pleno en el 2005, que fueron publicados el 13 de Febrero de 2006 en el BOP, sin que hasta la fecha haya existido voluntad política para la ejecución. Nos referimos al Consejo Social de la Ciudad, como órgano consultivo; las Juntas Municipales de los Distritos, como instrumentos esenciales para el desarrollo de las políticas de proximidad y participación en los municipios; la Comisión de Sugerencias y Reclamaciones, como órgano que Recibe las iniciativas, sugerencias o reclamaciones formuladas por los ciudadanos para mejorar la calidad de los servicios; o los derechos inherentes a los propios ciudadanos individualmente, previstos en el propio Reglamento. 

La agenda21 de la cultura, aprobada por unanimidad del pleno con fecha 27 de septiembre de 2007, era mucho más que una adhesión protocolaria, es otra herramienta o instrumento activo de adecuación a la propia realidad social, geográfica, arqueológica y ambiental del municipio, donde además de la administración local, los técnicos y la participación ciudadana: asociaciones, comunidad escolar, creadores, instituciones sin ánimo de lucro, sindicatos, profesionales, personas de relevancia social, etc., deben implicarse siempre, claro está, que el gobierno municipal tenga la voluntad política de ejecutarla y sea capaz de liderar el proceso. 

El problema que existe para no ejecutar los distintos órganos sociales, según nuestro criterio, es que no están preparados para escuchar pensamientos u opiniones distintos y menos aún para argumentar sus posiciones porque posiblemente se delatarían. También es llamativo el silencio de los agentes sociales sobre estas herramientas colectivas, salvo que crean que individualmente les irá mejor.

Pero si no son capaces de hablar con los agentes sociales para realizar y plasmar estas apuestas aprobadas y publicadas, para realizar los cambios culturales y afrontar unas nuevas relaciones que nos afectan como ciudadanos, pues tampoco parecen muy coherentes con los planteamientos o mejor propuestas que ellos mismos realizan para alimentar sus propios egos, aunque siempre puedan evocar el tan socorrido interés general, puesto que carecían y carecen del rigor que requieren las propuestas, ya sean por falta de recursos económicos o estructurales. 

Propuesta como Ciudad Educadora: candidata a organizar el XIII Congreso Internacional de Ciudades Educadoras con la ponencia “Educación Inclusiva: hacia una sociedad sin barreras”, en la ciudad de Changwon República de Corea, del 26 al 28 de abril de 2012, sede del XII Congreso Internacional de la Asociación Internacional de Ciudades Educadoras. En el I Congreso de Ciudades Educadoras celebrado en Barcelona el año 1990, se aprobó la Carta de Ciudades Educadoras.

Curiosamente entre los compromisos de la citada carta, en el punto 9 nos dice, que la ciudad educadora fomentará la participación ciudadana desde una perspectiva crítica y corresponsable. Para ello, el gobierno local facilitará la información necesaria y promoverá, desde las transversalidad, orientaciones y actividades de formación en valores éticos y cívicos. Ó como también nos indica el punto 18 de la misma. La ciudad estimulará el asociacionismo como forma de participación y corresponsabilidad cívica, a fin de canalizar actuaciones al servicio de la comunidad para obtener y difundir información, materiales e ideas para el desarrollo social, moral y cultural de las personas. A su vez, contribuirá en la formación para la participación en los procesos de toma de decisiones, de planificación y de gestión que la vida asociativa conlleva.  

Lo grave de esta parodia, según nos cuentan, es que una ciudad como Barcelona elegida para organizar el XIII Congreso Internacional se dedica a plagiar ponencias de otros municipios. Sin embargo, lo verdaderamente cierto es que en la mencionada Ciudad es donde se concreta y define la Agenda 21 de la cultura, cuyo  documento final se aprobó el 8 de mayo de 2004 en Barcelona durante el IV Foro de Autoridades Locales para la Inclusión Social de Porto Alegre, en el marco del primer Foro Universal de las Culturas. 

Propuesta Ciudad Europea del Deporte: La Asociación de Capitales Europeas del Deporte, ACES, trabaja con la Comisión Europea a través de la actividad deportiva municipal, ya que gracias a los premios de Capital, Ciudad, Comunidad y Villa Europea del Deporte reconoce la labor de los municipios en materia deportiva. En este caso se opta a unos de los premios según el propio manifiesto de la organización, entre ciudades de 25.000 y 500.000 habitantes. 

Si tenemos en cuenta tanto el cuestionario, normas y estatutos, donde se determina criterios, zonas y municipios, se puede observar que se valora los resultados sobre la inquietud y práctica del deporte en la ciudad y ciertamente hoy esa cultura está bien implantada y extendida en la sociedad que busca su desarrollo en instalaciones privadas y públicas. Por tanto, lo que se busca es canalizar una cultura arraigada socialmente hacia un galardón. Cultura propiciada por políticas realizadas por gobiernos anteriores donde la mayoría de los barrios disponen de infraestructuras para su desarrollo y no precisamente por quiénes presiden la corporación actual que ni siguiera las conserva. Así y todo, conociendo algunos de los municipios que participan en estos premios existen dudas más que razonables para que fragüe tal empeño.   
En cualquier caso cuando una ciudad opta por atraer un certamen, exposición, muestra o galardón, deben tener unas instalaciones públicas operativas como ejemplo de buen trabajo y que una parte importante de la sociedad que participa en la actividad acompañe el proyecto, no es el caso porque no nace de abajo hacia arriba, lo que sí necesita la ciudad es que se ocupen y preocupen con el mismo interés que lo hacen por unos proyectos personales, más aún cuando vemos el estado lamentable de la ciudad y de sus barrios y en particular determinadas infraestructuras de las que deberían ocuparse y preocuparse urgentemente. 

Ejemplo de ello lo podemos encontrar con dos referencia representativas en distintas zonas; una la cancha de Narea, en el centro de la ciudad; la otra cancha en Melenara, a dos pasos de la principal playa del municipio, cuyas instalaciones se encuentra en un estado de ruina y de abandono absoluto, es por ello que deberían buscar soluciones o precintarla sin más dilación, porque lo que tiene la institución sin ningún género de dudas es la responsabilidad civil, sobre los accidentes que se produzcan, que tendremos que pagar todos los ciudadanos porque parece claro que el seguro no se hará cargo de los daños que se produzcan, puesto que las instalaciones no tienen los mantenimientos adecuados. 

Finalmente concluir con algunos de los pensamientos de la Ex presidenta de Finlandia, Tarja Jalonen: Un pueblo educado sabrá elegir a dirigentes honestos y competentes. Un pueblo inteligente y educado no permite corruptos e incompetentes. Un pueblo ignorante desperdicia sus recursos y se empobrece. Un pueblo ignorante vive de ilusiones. Un pueblo educado sabe muy bien diferenciar un discurso serio de una prédica demagógica. Un pueblo educado prospera también en condiciones adversas. Un pueblo ignorante es terreno abonado para la demagogia. Cuanto más ignorante sea el pueblo, más van a perdurar ellos y más enriquecimientos ilícitos habrá, porque es el negocio de los sinvergüenzas.

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