domingo, 29 de marzo de 2015

DEVOLVER LA POLÍTICA LOS CIUDADANOS


Cuando faltan dos meses para la celebración de las Elecciones Municipales, Insulares y Autonómicas se hace necesario exigir a los partidos políticos, como premisa previa, la regeneración democrática y consecuentemente que devuelvan la política a sus legítimos dueños, los ciudadanos. La crisis económica ha puesto de relieve la crisis social y consecuentemente la política, la gestión de las instituciones y los servicios que presta, derivada  de los populismos de los partidos, que sólo han sido eficaces para beneficiar los intereses de sus respectivos partidos, sus representantes públicos y sus amigos. 

El problema que ha existido es que los ciudadanos han dejado el poder en manos de los políticos, sin la participación activa de la ciudadanía, y éstos se han creído que son los dueños del poder y de las instituciones por el hecho de haber ganado unas elecciones, cuando es justo al revés, es el poder de los ciudadanos y son estos los que deben exponer las condiciones de cómo quieren ser gobernados así como cuáles son sus prioridades. 

Esta evidencia no sólo ha sido un problema nacional. Ha sido y es un problema Autonómico, Insular y municipal. Por lo tanto se han reproducido las mismas actitudes en concebir las políticas en todos los niveles de las administraciones del estado, apoyando las elecciones en el marketing político apelando a los impulsos y a los sentimientos ciudadanos para conseguir el poder, desarrollar sus propios intereses y apoderarse de las instituciones. 

Así se comprende como los partidos conservadores insularistas vienen gobernando, desde hace casi veinticinco años, con unos u otros de los partidos nacionales, para ellos continuar en el poder y seguir dirigiendo los supuestos intereses de todos los canarios, que si por algo se caracterizan es por favorecer los intereses de unas islas con respecto a otras o por solicitar continuamente subvenciones al gobierno central, a pesar del marco normativo de la financiación de las comunidades autónomas, las rebajas de impuestos o llamadas facilidades  a los empresarios en las zona ZEC, del REF y puertos francos, de la reserva de Inversiones RIC o aquellas a través del Régimen especial de abastecimientos (REA), con la pretendida  promesa sobre la creación de empleo y que en ningún caso ha beneficiado a la vida cotidiana de los ciudadanos canarios.

A pesar de las más de treinta competencias transferidas que tiene la Comunidad y que pueden desarrollar y mejorar la vida de los canarios, al margen de las políticas nacionales, no lo hacen y que por su repercusión económica y social señalamos, entre otras las de Sanidad, Cooperativas y mutualismos no integrados en la Seguridad Social, Educación, Agricultura y Ganadería, Industria, Comercio interior, Instituciones públicas de protección a los menores, Transporte marítimo en las islas, Transporte y Producción de energías, Medioambiente, Espacios naturales protegidos, Aguas y aprovechamientos hidráulicos y su seguridad, Urbanismo y Vivienda, Obras públicas de interés para la Comunidad, Casinos y Juegos y Apuestas, establecimientos farmacéuticos, Ordenación y planificación de la actividad económica regional y del sector público, Criterios de distribución derivados del Régimen Económico y Fiscal de Canarias,  Instituciones de crédito cooperativo público y territorial y Cajas de Ahorros, además de una parte de los impuestos directos de los residentes canarios (IRPF), etc.

Siendo esto así, deberíamos preguntarnos para qué nos sirve mantener un gobierno autónomo que en vez de generar confianza, empleo y bienestar su balance en la gestión lo único que nos demuestra es que tenemos la mayor tasa de desempleo y el fracaso escolar superior a la media de todo el estado, las colas en sanidad para qué nos atiendan los especialistas o para una intervención, la exclusión social o la pobreza, además de no facilitar al diputado del común toda la información sobre las diferentes reclamaciones que son de su competencia, así como el déficit democrático que se produce de las islas más pobladas en relación a otras donde los votos no son proporcionales a la población y todo ello en función de la Ley Electoral Canaria que favorece la hegemonía imprescindible de estos y que no están dispuestos a cambiar. 

Tampoco están interesados en agilizar todos los trámites de las instituciones dependientes de la Comunidad como puedan ser Cabildos o Ayuntamientos. Lo que sí hacen muy bien es reelaborar normas que en vez de simplificarlas las enmarañan o dificultan para terminar echando la culpa al gobierno central ante su incapacidad de gestión. Ahora se viene desarrollando una Ley, como consecuencia de la deuda contraída y la crisis donde se plantea las competencias de cada administración, la transparencia o los presupuestos participativos. Aunque el desarrollo en los reglamentos queda pendiente para la próxima legislatura lo que puede suponer un gatopardismo, utilizado en ciencias políticas, que implica aquello de “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”.

Su única justificación económica es el turismo que nunca necesitó de ningún tipo de gestión, pues el turismo existe desde mucho antes de la aparición de la democracia. Por cierto ha quedado demostrado que a pesar del mayor crecimiento turístico en las Islas vemos que no crea más empleo que el existente, aunque en la práctica realicen más horas extras que las jornadas laborales del sector gracias a la reforma laboral y al paro existente. Sin embargo para vigilar que se cumpla las condiciones laborales del sector no existen inspectores. 

Sólo saben vender humo y para ello sólo debemos recordar aquello que decía el anterior presidente que buscaba la felicidad de sus ciudadanos con su plataforma intercontinental o éste que hace algunos meses dijo en el periódico de ‘El Día’ que la solución pasa de nuevo por el ladrillo, no obstante apostar por el reciclaje y las energías alternativas parece no interesarles si no están controladas por el propio poder, aunque podrían crear bastante empleo, de hecho no se ha avanzado en esta línea porque han existido demasiados intermediarios o mejor intereses que terminaron en los juzgados. Las energías renovables deben ser democráticas y no para mantenerlas en manos de los oligopolios. 

Otro de los ejemplos que se debe explicar es como es posible que las desaladoras se construyan o realicen con el dinero de todos los contribuyentes y luego estos personajes vendan una parte, o su totalidad, a la empresa privada o lo que es lo mismo pongan en manos privadas un bien esencial como es el agua. Estos mismos que se presentan como progresistas son los mismos que decían, en el pasado, que un bien tan escaso no podía estar en manos de los aguatenientes, son los mismos que hoy venden las desaladoras realizadas con nuestros impuestos a los empresarios.    

Con unas instituciones que no funcionan y que más que públicas parecen privadas, si tenemos en cuenta que por realizar alguna actuación o intervención residencial en la administración tienes que pagar tasas y, peor aún si quieres crear una empresa, porque te puede costar  hasta los treinta mil euros dependiendo del tipo de empresa que pretendas crear, cuando se supone que todos los servicios deberían ser gratuitos dado que se abonan con los impuestos de todos los ciudadanos a través de los presupuestos anuales. Esa es la auténtica facilidad  que le proponen a los emprendedores para diversificar la economía.  

Antes los Cabildos junto a la mancomunidad de cabildos eran los auténticos gestores de las islas, ahora con más gobierno la gestión es mucho más compleja, solo ha servido para crear más dificultad a los ciudadanos, con más burocracia y más coste económico para los contribuyentes,  pero ninguna eficacia. Por todo ello debemos cuestionar a los políticos que han venido gobernando Canarias, que siguen anclados en el inmovilismo y en las viejas políticas, que no están dispuestos a modificar sus comportamientos porque entienden que las únicas vías en este estado democrático, muy propio de la derecha, es votar cada cuatro años, alcanzar el poder y aplicar las mayorías como si de unos valores se tratara, lo que supone que la realidad vendrá impuesta, si o si, a partir de las próximas elecciones generales donde tendrán que dialogar y consensuar mucho más que en estos últimos treinta años, donde se producirán todos los cambios que han venido reivindicando la ciudadanía y no porque los políticos canarios se hayan preocupado por el bienestar de los canarios.

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